Buenos días a todos/as:
hoy voy a escribiros sobre un fenómeno que siempre por estas fechas converge en la sociedad; son los temidos coleccionables.
Señores/as, desde tiempos inmemoriales, los seres humanos tenemos una afición que además es común en toda la raza, de hecho quién se atrevería a decir que conoce a alguien qué no lo hace, que es hacer colecciones. Da igual la edad que tengamos, o que coleccionemos, pero siempre tenemos al menos una colección en nuestro haber.
La afición por las colecciones o coleccionables viene inculcado desde pequeños, pero lo que pasa es que las primeras colecciones nos las camuflan llamándolas orden. Me explico. Todo niño/a que haya ido al colegio, hemos tenido un estuche de esos que están divididos en compartimentos, y en los que cada uno tiene su función, uno los lápices, otro los rotuladores, otro las reglas, ...etc. Esto señores/as que conocemos por nuestros padres como orden, no es ni más ni menos que un grupo de pequeñas colecciones, lápices, rotuladores, reglas. Si bien es verdad que es una colección limitad, ya que por norma general nos conformábamos con tener el número determinado en cada compartimento, sin necesidad de agrandarlo.
Desde la época de Primaria, (antigua E.G.B.), los niños/as comenzamos a tener ganas de hacer una colección, y la mayoría de las veces no es por mutuo propio, sino porque la inmensa mayoría hace una. Entre los niños, la colección que más llevamos a cabo como primera y que curiosamemte repetimos a lo largo de nuestra etapa escolar es la de fútbol. Todos los años surge la colección de los jugadores que conforman la Liga de fútbol española. Es la colección que más veces llevamos a cabo, ya que la de un año no sirve para el siguiente.
Entre las niñas, el tema de las colecciones es un poco menos variado y suelen coleccionar pegatinas que como los niños hacen con los cromos, las intercambian con sus amigas.
Una vez que nos inoculado el virus de la colección, creemos que cuando pasemos la vida escolar, lo superaremos, pero resulta que no es cierto, sino que se va incrementando nuestro afán por coleccionar, pero ya no cromos, sino que empezamos a coleccionar objetos o cosas que tienen la peculiaridad que ya no son limitados en el tiempo, sino que son ilimitadas, por ejemplo colección de gorras, de sellos, de latas de cerveza, de monedas,...etc.
Para poder coleccionar algo, necesitamos tesón, ya que hay que estar pendiente de adquirir un elemento de la colección cada equis tiempo, dinero, según la colección necesitaremos más o menos, y espacio, según la colección ocupará más o menos lugar.
Lo triste de los coleccionables es que nunca dejan de tentarnos, ya que por el mes de septiembre, es cuando las grandes editoriales y casas de publicidad sacan al mercado colecciones, (curiosamente coincide con el comienzo del curso escolar), indicadas para personas más bien jóvenes, aunque no siempre son los receptores del mensaje, en las cuales el primer artículo de la colección tiene un precio irrisorio, de 1 euro en su mayoría, pero en la publicidad, (fuerte la campaña realizada), indican en letras más bien microscópicas la cantidad de unidades que forman la colección, en torno a 50 unidades y el precio de las 49 unidades restantes de la inicial que ya no es de 1 euro, sino que ya está entre 10 y 15 euros, según la colección.
Lógico que cuando las lancen al mercado, el primer fascículo se agote, ya que el precio es asequible; pero amigos, si algo nos ha enseñado la vid es que las colecciones es la afición, (junto con aprender idiomas e ir al gimnasio), que más índice de abandono presenta; ya que nadie quiere gastarse una media de 600 euros anuales en una colección.
Ahora bien, hay gente que no le importa gastar dinero o que al menos lo gasta cuando puede y con mesuración, y lleva a cabo más de una colección, que no tiene tiempo exigido, sino que nos llevará toda la vida.
Yo personalmente llevo a cabo más de tres colecciones, y me honra decir que las llevo a cabo, una con más dedicación que otra, pero nunca me olvido de ellas. Y es que amigos el coleccionar cosas está innato en nuestra naturaleza.
Como siempre solo he pretendido contar mi Gran Verdad, que no tiene porque ser compartida, pero creo que en este caso todos estaremos de acuerdo.
Hasta la próxima:
EL ABUELO:
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