lunes, 7 de diciembre de 2009

Cuando a pesar de las diferencias estás a gusto.

Buenos días a todos/as:
amigos/as hoy voy a hablaros sobre este fin de semana que he pasado con unos amigos de Cataluña, y de como me lo he pasado junto a ellos.
Mis amigos son 2 chicos de Barcelona, (uno de ellos adoptivo, ya que es de Guadalajara, pero lleva toda su vida allí) y otras dos chicas de Barcelona. En este puente de la Constitución Española han decidido venir a vernos a los que vivimos aquí en Madrid, ya que anteriormente fuimos nosotros quienes decidimos ir a verles a ellos a Girona que es donde la mayoría de ellos reside.
La visita como siempre empezó con la coña de siempre respecto a que ellos se había desplazado al extranjero, (tienen una idea un poco desvirtuada de la geografía española, jajaja), e incluso uno de ellos que es bastante juerguista cuando encendió el móvil al llegar a Madrid comentó que no recibía el mensaje de Bienvenido a España. Además este chico tiene un acento muy marcado y fijo que no pasa desapercibido cuando habla.
En el momento que nos juntamos todos, comenzaron las puyas sobre que si se sentían raros con el aire de Madrid, que si..., ya saben esas chorradas que comentamos en plan de coña. Pero siempre nos queda la duda si es la coña graciosa, o si por ende la soltamos con una pequeña intención de reivindicación. Por supuesto en este caso, existe esa parte, jajaja.
Lo más gracioso de la compañía de estos "catalulfios", es que a veces sin darse cuenta empezaban hablando castellano pero acababan en catalán, pero sin intención de molestar, solo que no se dan cuenta, ya que es lógico que si hablas todo el día en catalán con esas personas, es lógico que por defecto te cueste cambiar el chip. De todas formas en honor a la verdad se les entiende cuando hablan.
A pesar de estas diferencias culturales, todos estábamos muy a gusto, ya que hay que recalcar que por encima de ideologías y rivalidad sana, la amistad es lo importante y todos hemos pasado un puente muy bueno.
El sábado decidimos ir a Toledo, ya que creemos que es una ciudad que merece la pena que conozcan. La verdad es que la visita a Toledo fue bonita, pero les causó sorpresa y más de uno hasta casi alergia cuando vio que la ciudad estaba adornada con una ingente cantidad de banderas españolas con mensajes patrios, y todo ello debido a que la escuela de militares celebraba el día de la Inmaculada. Vamos que no fue nuestra intención darles un ración de españolización, pero ni a posta nos hubiera salido mejor, jejeje.
A pesar de todo la visita a Toledo fue plato de buen gusto, salvo la comida que hicimos, que todo era congelado, así que el restaurante fue tachado de una futura lista.
Al día siguiente por si no les había quedado claro el espíritu español, decidimos ir a El Escorial, a visitar el monasterio, mandado construir por Felipe II, el rey en cuyo imperio (español), no se ponía el sol. Claro os podéis imaginar las coñas que hubo con ellos respecto a que España fue la más grande y esas cosas.
Para quitarles el mal sabor de boca, fuimos a comer a el restaurante Baluarte, donde disfrutamos de un estallido de sabores, a cada cual mejor, que provocó que estos catalanes aprendan que fuera de sus fronteras merece la pena salir. Pero la sorpresa llegó cuando al final de la copiosa comida, el más catalán de todos propuso ir a El Valle de los Caídos.
Vamos que no nos lo esperábamos, pero como insistieron todos haya que nos fuimos. No tuvimos que pagar, (un punto a favor a ojos de ellos, jajaja), porque tanto el monasterio como la cruz están en reforma, solo puedes disfrutar de las vistas del valle. Pero... ¡ni siquiera eso!, ya que la niebla era tan espesa que no permitía ver nada.
Acabamos el día viendo la típica iluminación de las luces de la navidad madrileña que gustó a su gran mayoría. Cenamos, (bueno ellos, ¡que menudo saque tienen!), ya que yo todavía estaba harto de lo mucho y bien que comimos en Baluarte.
Acabamos despidiéndonos y acordando que ahora seremos nosotros quienes ejerceremos de extranjeros la próxima vez.
Lo importante es destacar que por mucho que las ideas políticas sean diferentes, estás se quedan aparcadas frente al valor de la amistad y además cuando uno se siente bien con los demás desea que la visita no acabe para así poder disfrutar más de la buena compañía sea esta de donde sea, sí aunque venga de CATALUÑA.
De todas maneras no os acostumbréis catalanes al buen trato, que por las cercanías a la Navidad hemos sido benevolentes con vosotros, pero la próxima vez, volveremos a empuñar las armas dialécticas, jajaja.
Como siempre solo he contado la Verdad que me atañe.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.

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