jueves, 18 de marzo de 2010

Cuando las cosas van mal no las dilates más y actua ya.

Buenos días:
queridos amigos/as, hoy voy a hablaros de porqué las personas no actuamos cuando debemos hacerlo y provocamos con nuestra desidia, cobardía, o como quieran llamarlo que los problemas se agraven más de lo necesario.
Los seres humanos por norma general, debido a que tenemos capacidad de raciocinio, cuando se nos plantea un problema, ya sea de la índole que sea, pretendemos en un primer momento analizarlo para así poder llegar a vislumbrar una posible solución. Esto lo hacemos porque las personas pretendemos ante todo dominar nuestro entorno, ya que de esa manera creamos una situación de ficticia seguridad que después se derrumba como un castillo de naipes cuando asola el conflicto.
Como he dicho ya, solemos emplearlo en todos los problemas, pero cuando más lo utilizamos es en nuestra relaciones personales, ya que es un ámbito que nos influye más que nada en el mundo y no queremos fracasar. Por eso es más fácil que no veamos cuando debemos renunciar a alguien, o cuando una relación con otra persona ha llegado a un punto sin retorno, o mejor dicho, ha llegado a una situación límite en la cual es mejor dejarla que forzar la convivencia.
En nuestros días, el tema del divorcio está a la orden del día, ya que es una opción que poseemos los ciudadanos para acabar con nuestra unión sentimental formalizada mediante el matrimonio. Lo más curioso del caso es que aunque cada vez es más fácil acceder a una demanda de divorcio, todavía hay gente que no lo ve tan claro, por mucho que sepan que la persona que tienen a su lado ya se ha acabado, e intentan dilatar cuanto más tiempo el momento, que es inevitable, y no por no querer hacerlo, sino por miedo a actuar mal, o ser juzgado por la sociedad de manera injusta.
Lo primero que tendríamos que hacer cuando sentimos que no queremos ya a nuestra pareja, es ser sincero con ella, ya que todo el mundo se merece un respeto, (por mucho que ella nos lo haya perdido antes a nosotros), y decírselo cuanto antes, para que sepa a que atenerse. Si, ya sé que mucha gente puede pensar que hay que estar muy seguro de dar ese gran paso, pero a esa gente le digo yo que es mejor decir las verdades por mucho que duelan a vivir en una mentira.
Lo segundo que hay que hacer una vez tomas la decisión es intentar por todos los medios llegar a una entente amistosa con quien ya es tu ex, (si es que has tomado el primer paso), ya que aunque hayáis acabado, no podemos olvidar que durante x años ha sido tu compañera y posiblemente compartáis muchas cosas. Y sobre todo si habéis tenido un hijo/a en común, no hay que olvidar que ella siempre será la madre de tu hijo/a y hay que tener siempre en consideración, para que el día de mañana ese niño/a pueda estar orgulloso de la actitud mostrada por sus padres, aunque estos ya no estén juntos.
Este segundo paso la verdad es que es harto difícil, ya que al principio siempre habrá un miembro de la pareja, que no acepte de buen agrado la separación, y esto le lleve a obcecarse y a sembrar discordia y obstáculos solamente por el hecho de estar herido en su orgullo y buscar hacer un daño importante a la persona que hasta hace nada amaba.(Ya se sabe que tu peor enemigo es quien fue tu amigo, así que no digmos nada si fue tu pareja). Y ya no te digo nada si encima a esa persona le tocamos su orgullo cuando se entera, (ella no está libre de culpas, debido a sus infidelidades), que tenemos una mujer que nos ha enamorado y vamos a intentarrehacer la vida con ella. En ese momento la cosa nos estalla en la cara y lo que ayer era amisotoso, hoy pasa a ser una guerra sin cuartel, en la que no hay contemplaciones.
Lo tercero que hay que hacer es ser consecuentes con nuestros actos y sentimientos y si no es posible la convivencia pacífica en el domicilio, lo mejor es que uno de los dos abandone la casa para que no surjan conflictos cotidianos que antes no eran importantes, (el supuesto amor los enmascaraba), pero que ahora con la nueva situación son fuente de trifulcas a cada cual más hirientes.
Ligado a este punto, indicar que hay que ser muy frío y saber que en este momento has entrado en una guerra en la cual hay que hundir a tu enemigo, ya que no creas que ella no está haciendo lo mismo. Así que menos sentimentalismos y hay que atacar a la yugular. Antes ataca tú a ser atacado, además recuerda el sabio popular español, "quien da primero, da dos veces".
El cuarto punto es le punto más delicado de todos, y por ello el más importante, pero el que curiosamante casi todos dejan más desprotegido y ese no es otro que el hijo/a en común.
Si tenemos la "suerte", (por llamarlo de alguna manera), de que la niña/o es todavía pequeña/o, hay que tratar por todos los medios que esa criatura, (que es la más inocente de todo), no sufra las iras de los padres en si. Muchas veces los padres utilizan a sus hijos como armas arrojadizas en una guerra que solo tendría que incumbirles a ellos; pero... así pasa en la mayoría de las ocasiones. Y siempre hay un padre/madre que sale más perjudicado que el otro. Pero no nos engañemos quien realmente sale más perjudicado/a, es el vástago, que va a crecer sin una unidad familiar.
Así que amigos/as, cuando sepas que tu matrimonio no anda bien, o bien ya hayas decidido que no sientes nada hacia tu pareja, déjala antes de que las cosas vayan a peor y no haya una amistosa solución.
Y por supuesto no seas irrespetuoso con ella/él y aunque tú sepas que te ha sido infiel y no una sino más de tres veces, no cometas el mismo error que ella/él; y si está enamorado de otra persona pídele que te espera a que soluciones la situación, que fijo que si te quiere de verdad te esperará; pero si no lo hace y fuerza a estar ya contigo, plantéate que está cometiendo el mismo error que tu futura ex-mujer, ex-marido,(forzarte a una infidelidad), perdiendo en ese mismo momento la razón que antes te amparaba mediante tu respeto.
Antes de empezar algo nuevo zanja lo antiguo, ya que sino comenzarás con mal pie arrastrando temas que no deberían salir del ámbito personal de tu ex y tú.
Hay que echarle unas buenas narices y afrontar las situaciones con valentía, y actuar, no dilatar las decisiones en el tiempo justificandolas con excusas burdas y baratas, ya que al final todo llegará de una forma u otra, y mejor que llegue desde la verdad, (por muy dolorosa que sea), que desde la dejadez y cobardía por no actuar cuando se debía.
Como siempre solo he tratado de comentar una Verdad, que desgraciadamente cada año afecta más a las parejas españolas; pero que cuando así acontecen, lo mejor es ser valientes y zanjarlas cuanto antes mejor.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.

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