Buenos días a todos/as.
Como ya he comentado anteriormente, llevamos un año viviendo en nuestra nueva casa, que es parte de una pequeña comunidad de 17 viviendas. Es una comunidad porque compartimos la calle que es privada y las puertas de acceso de coches y peatonales y la iluminación de dicha calle, por más que seamos viviendas independientes entre nosotros. La comunidad que ya he dicho es de 17 viviendas, es mayoritariamente habitada por extranjeros, de hecho nosotros somos los únicos oriundos del país, 1 de 17. Es importante matizar este dato, ya que lo más sorprendente es que de los 16 vecinos extranjeros, solo 3 hablan correctamente, que no fluido nuestro idioma. Hasta aquí, nada que objetar, ya que cada uno habla lo que quiere y como quiere. Pero el problema comienza, cuando al crearse la comunidad, los extranjeros, en vez de adaptarse a su situación, exigen acciones que rayan la ofensa o ridiculez. Estos vecinos exigen que el administrador de la comunidad, lleve a cabo las juntas en inglés, ya que según indican unos pocos, es el idioma universal. Indudablemente, el administrador en ningún momento ha accedido a ello, ya que opina, que según donde vivas has de adaptarte o no a las circunstancias, lo cual no evita, que las actas de reuniones sean TODAS traducidas al inglés, para que no haya equívocos, pero el idioma en la junta, es el Español, por mucho que TODOS/AS entendamos el inglés.
Nosotros no entendemos la poca predisposición que muestran los vecinos a querer integrarse en la sociedad, ya que es irrisorio que quieran imponer sus costumbres, sin siquiera aceptar las costumbres autóctonas. En el chat comunitario, cuando alguien escribe en español, recuerdo 3 personas son capaces, enseguida se les recrimina y se les dice que en inglés. Con nosotros han pinchado en hueso, ya que en nuestro país, hablaremos nuestro idioma, por mucho que ellos quieran imponer el suyo. Vamos que no creo yo, aunque es verdad que en la zona, las tiendas son plurilingües, que muchos fruteros, panaderos, y demás tenderos, atiendan sus negocios principalmente, en un idioma diferente al suyo nativo, o sea, español, o en algún caso valenciano. Lo suyo no es que los tenderos se adapten a los clientes, es más bien al contrario, que los clientes residentes en España, se adapten al país y no exijan lo contrario.
Otro ejemplo de la poca implicación con el país de residencia; es observar como no se adaptan a los horarios, y siguen manteniendo los suyos de origen. Asombroso verles comer a las 12.00h con toda la solana cayendo, y con la temperatura alta, pero a ellos eso no parece importarles y se meten a dichas horas una comida entre pecho y espalda que a más de uno nos daría algo. Vamos que mientras los españoles a esa hora tomamos café, refresco y un bollo o tostada, desayuno normal, y buscamos la sombra para no cocernos, ellos comen como si el clima no fuera con ellos. Son atérmicos. Y pasa lo mismo con la cena, mientras que nosotros a las 18h estamos de sobremesa o con la merienda, ellos de cena. ¡Alucinante!
Y luego desde las 19h hasta las 24h mamándose cervezas y vino, pero no de calidad, sino vino de tetrabrick, como si no hubiera un mañana.
En resumen, que no se molestan en integrarse al país de residencia y no solo eso, es que además quieren imponer sus costumbres como si lo suyo fuera lo correcto y nosotros los españoles unos bárbaros. El ser humano debe de adaptarse a sus circunstancias y no forzar situaciones anómalas.
Como siempre hemos tratado de contar nuestra realidad, que no tiene porque ser compartida, pero a la cual pedimos un respeto.
Hasta la próxima.
EL ABUELO.
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