domingo, 12 de julio de 2009

Cumplir las normas de circulación, es posible e ... INSUFRIBLE.

Buenos días a todos/as:
hoy voy a hablaros sobre lo que creí que nunca verían mis ojos; he hecho un viaje respetando todas las normas de tráfico habidas y por haber; y cuando me refiero a todas, digo TODAS.
El vieja en cuestión, empezó ayer sábado 11, a las 10.15h. Un compañero y mejor amigo me recogió con su mujer y lo primero que hicimos fue ir a Villalba a dejar a su mujer en su casa. Ya de camino a Villalba, me fijé que mi amigo no pasaba de 90 km/h en la carretera de La Coruña, y el tráfico no era denso, sino más bien fluido. En este momento de la mañana pensé, que mi amigo precavido como es él, iba lento para que su mujer no pensará que íbamos a ir rápidos y a lo loco.
Pero..., una vez que dejamos a su mujer en casa, comenzó el verdadero viaje, lo primero que hicimos fue poner la información en el GPS. Cuando ya nos centramos en la carretera, la cual por cierto iba muy despejada y propicia para poder aprovechar la velocidad, mi asombro fue que mi compañero clavó su limitador de velocidad, (infernal invento ese del limitador), en 100km/h.
No me lo podía creer, teníamos la carretera para nosotros solos y el tio iba a 100km/h que es el límite máximo que permite la carretera por la que íbamos. Yo indudablemente, acostumbrado a correr un poco más, estaba pinchándole para que pisara el pedal de velocidad, pero, si algo es mi amigo, es tozudo y cuando se pone en la cabeza una idea, la cumple, (doy fe de ello), y por supuesto no pasó de 100km. La verdad es que a mi al principio la novedad de ser copiloto y poder ver el paisaje me gustó, pero... mi amor por la velocidad es superior a mi amor por el paisaje y se me empezó a hacer cuesta arriba el viaje. Efectivamente, llegamos al final a las 14.00h a nuestro destino, salimos a las 11.00h de Madrid. Tardamos 3h en llegar a ¡SALAMANCA¡, más concretamente un pueblo llamado Béjar.
La verdad es que nuestro viaje era para tomar un chuletón en un retaurante de allí, que merece la pena por el tamaño de la pieza a comer. Y ciertamente, llegamos a la hora perfecta para ponernos a comer.
Una vez acabamos de comer, bajamos la comida con un peqeño paseo, que fue más corto de lo previsto, ya que viendo la velocidad de crucero que llevábamos, pensé, hay que volver a Madrid y no quiero que nos pillé la noche, jaja.
Entramos en el coche y efectivamente mi amigo, volvió a poner su limitador en 100km, y volvimos a casa.
La vuelta a casa se me antojó interminable, ya que con comida en el estómago y a esas horas, a uno le entra las ganas de llegar a casa y disfrutar de una buena siestecita, pero...
Fíjense como será la legalidad de mi compañero que incluso en el GPS ha colocado un aviso para que a las 2 horas le avise de parar. Cierto, pero ¡INCREIBLE!, todavía no habíamos incumplido ni una ley de seguridad o consejo de tráfico y por supuesto tampoco lo hicimos ahora. Paramos a tomar un café.
Señores/as, se pueden imaginar a estas alturas como estaba yo, deseando cogerle del cuello y coger yo el volante y darle gas al coche. Encima para más cachondeo, las rectas que cogíamos eran inmensas y maravillosas para correr, y él era consciente de ello y me lo indicaba. Será desgraciado, encima tenía que aguantar esos comentarios.
Como muy bien dice él, yendo en su coche rememoras toda tu vida, pero no por ver un peligro de muerte, sino porque con tanto tiempo te da tiempo a rememorar toda tu existencia.
Una vez llegamos a Villalba, otras 3h 10m, llamé a una persona que había quedado con ella y le comenté que llegaría a Madrid en 20m, (craso error, seguía teniendo mis referencias temporales), gracias a Dios me counicó su mujer (la del conductor), que calculase otros 40m.
Efectivamente eso ocurrió.
Señores/as, ayer hice algo que jamás creí que haría, hacer un viaje cumpliendo con todas y cada una de las señales de tráfico. Les puedo asegurar que una vez y no más Santo Tomás, ya que se me hizo eterno, y eso que la compañía era buena, si llego a ir con alguien que no tragas mucho, les prometo que hubiera cogido un autobús, ya que al fia y al cabo, hubiera llegado igual que él, pero mejor. Pero ese no fue el caso, ya que me llevo genial con él; pero por Dios amigo, no seas tan escrupuloso cumpliendo las normas, disfruta de la VELOCIDAD.
Como siempre solo he pretendido contar mi verdad, sin ofender a nadie, y si así fuere, (no creo que se moleste, ya que se le suda a él), pedirle perdón.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.

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