viernes, 17 de diciembre de 2010

Casarte, complicaciones III.

Buenas tardes a todos/as:
sigamos con el complejo tema de la boda y sus preparativos. Nos quedamos en la cuestión de las invitaciones y por supuesto de como distribuir a los invitados en las mesas para que no haya conflictos entre ellos y para que una inmensa mayoría, siempre habrá alguien descontento, esté a gusto y disfruten de tu celebración.
El problema principal radica en que la mayoría de las personas invitadas, suelen conocerse entre si y por ende hay redencillas entre ellas, por lo que colocarlas en la misma mesa supone una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento y jorobarte la celebración de uno de los días más importantes de tu vida. Además en el caso de un enlace matrimonial tan pequeño, la colocación de los comensales es más bien sencilla, pero a la par compleja, ya que en una mesa vas a colocar a los amigos de la novia, en otra a los amigos del novio, y en una tercera a los familiares, que no son directos y que no tienen el honor de compartir la mesa presidencial, en la cual por norma y cortesía, están los novios, los actores principales, los padres de ambos, en caso de que estén con vida, sino delegamos en algún hermano; así quedaría configurada la mesa principal, con 7 u 8 comensales no más.
Las otras dos mesas, 3 mesas estaría compuestas también por 8 comensales con sus respectivos hijos, que siempre suponen un conflicto para los padres, ya que al final están más pendientes del comportamiento de éstos que de disfrutar del momento que están viviendo.
Lo más temible para los novios, es que desean y quieren que todos los invitados estén a gusto, que la comida sea exquisita y que por supuesto a nadie le falte de nada; algo que es imposible de llevar a cabo, ya que siempre hay alguien que estará poniendo pegas a todo lo que le rodea y que intentará sacar punta a lo que no se puede sacar. Por eso es primordial intentar los novios, abstraerse de lo que les rodea, ya que sino el grado de agobio puede ser brutal, y acabarán en vez de disfrutando de su día, más preocupados en arreglar desaguisados que en otra cosa. Para estos casos, están los hermanos de la pareja, para evitar que a ellos les aguen la fiesta.
Para finalizar ya con este tripartito de artículo, indicar que celebrar un boda, hoy por hoy es bastante caro en cuanto a economía y que los sitios de banquetes con sus excesivas cuotas han desvirtuado el significado que ha de tener el matrimonio que no es otro que el de conmemorar la unión de una pareja que espera vivir siempre unida que no ha de tratarse como un negocio, en el cual unos pocos se lucran de la ilusión de dos personas.
Como siempre he tratado de contar la verdad que me rodea.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.

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