Buenos días a todos/as:
Al final, se ha producido el movimiento político que todo seguidor del PP esperaba desde hace tiempo, concretamente desde que Casado, ganase en liderazgo a Soraya, y pasase a ser el líder, nefasto, pero líder del PP, y este movimiento no es otro que su retirada de la presidencia de partido, dejando su vacante al deseado, Feijo, líder del PP gallego, que esta vez sí se ve con energías y ganas para asumir su responsabilidad de militante y encabezar la presidencia del partido no solo a nivel regional, recordemos su aplastante superioridad en Galicia, sino que la asume la responsabilidad a nivel nacional, o eso se presupone, y será refrendado en el comité extraordinario que se celebrará próximamente.
¿Qué ha tenido que pasar para llegar a esta situación? La verdad es que ha sido un cúmulo de sucesos políticos, mediante los cuales el Sr. Casado, estaba dilapidando la ventaja e intencionalidad de voto que se preveía en el partido, creyendo incluso que se podría desbancar al Sánchez y su coalición. Victorias como la de Madrid, con Ayuso a la cabeza y victorias, más pírrica de lo esperado en Castilla y León, cuando se auguraba mayoría absoluta, daban alas a Casado. Pero la verdad es que estas victorias no han consolidado al partido como alternativa, más bien han consolidado a candidatos del partido como alternativa, más concretamente nos referimos a Ayuso en Madrid.
La gran victoria de Ayuso en Madrid, se está demostrando que no se produjo por seguir las directrices marcadas desde la sede del PP de la calle Génova, más bien lo contrario, ya que Ayuso desde su candidatura, ya expreso que iba a trabajar en la mejoría de los madrileños, madrileñas y ciudadanos de Madrid, incluso si para ello tenía que desafiar las directrices a nivel nacional de su partido el PP. Y eso fue lo que efectivamente hizo, desafiando a Casado, y logrando una aplastante victoria en la capital de España. Esa victoria no sentó nada bien al presidente Casado, por mucho que la elogiara en público y desde entonces la guerra interna en el PP entre Casado y Ayuso, o lo que es lo mismo, Madrid, se recrudeció y hace una semana escasa, llegó a su punto álgido con un enfrentamiento fraticida entre Casado y Ayuso, que se cobró una víctima. Y esa víctima curiosamente no es la que la directiva creía que sería, sino que la víctima Ayuso, pasó a ser verdugo y ha conseguido lo que Casado no ha conseguido con ella, "cargarse" a su presidente y provocar una necesaria revolución institucional a nivel nacional en el Partido Popular.
Y es que al ya de por si defenestrado Casado, le salió mal la jugada de desprestigio hacia la presidente de la Comunidad de Madrid, y aunque ha sembrado la duda de su ética personal por el contrato firmado entre Madrid y su hermano para suministrar mascarillas en tiempo de crisis pandémica, no ha conseguido su objetivo final, eliminar a Ayuso y así poner a alguien de su confianza. Más bien ha conseguido que Ayuso se revolviese como gata panza arriba contra él, y de esta manera echarle un pulso, que definitivamente ha tenido una ganadora aplastante por mayoría absoluta, logrando que los "varones" del partido censurasen la acción de Casado y castigándole con el mayor de los castigos: forzar la dimisión de su presidente, el cual, no estaba a la altura de las circunstancias.
Esta revolución, llega tarde, pero esperemos que sirva para demostrar que los que en su día no se atrevieron a dar el paso, ya sea por comodidad o por falta de confianza, se muestren valientes y tomen las decisiones necesarias para reflotar el partido que hoy por hoy es el segundo con más intención de voto, y dé una estabilidad a la política española, y aglutine de esta forma los votos de aquellos que se están decantando por partidos de cuña nueva, que se alejan de los ideales democráticos.
Como siempre hemos tratado de contar nuestra verdad, que no tiene porque ser compartida, pero a la que pedimos que se respete, como nosotros respetamos la verdad de los demás.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.