domingo, 2 de agosto de 2020

Las piscinas, Covid-19 y su riesgo de infección.

Buenos días a todos/as:
En el artículo de hoy vamos a hacer hincapié en las piscinas, que tanto deseamos utilizar y más en estos tiempos donde la canícula no nos da tregua y para más de uno la solución ideal para combatir ese calor asfixiante, no es otro que darse un buen chapuzón en la piscina. La verdad es que hasta aquí, estamos totalmente de acuerdo, ya que somos los primeros que disfrutamos como niños en la piscina. Pero este año queremos resaltar, que no estamos conformes con las aperturas de las piscinas, ya sean municipales o de ámbito comunitario o privado, ya que si de por si, conllevan riesgo de infecciones, como papilomas y demás afecciones dermatológicas, en este 2020, se le suma el peligro de contagio de nuestro "amistoso vecino" la Covid-19.
Incluso este maldito virus ha modificado nuestra forma de afrontar el calor veraniego, ya que en muchas comunidades, entre la que se incluye la de unos servidores, a principios de junio, se llevó a cabo una votación entre los propietarios, para aprobar la apertura, o no, de la piscina. La mayoría de las comunidades han votado no a la apertura, además de por miedo a los posibles contagios, también por el incremento económico que suponía adecuar la piscina a la situación actual. Debido a los extras de seguridad, tener que desinfectar 2 veces diarias por completo el recinto, gastos en hidrogel, en algunas comunidades, la figura del controlador, (posteriormente anulada por ley, según Asamblea de Madrid, pero en el momento de la votación, si se contemplaba); ajena al socorrista, conllevaba un gasto extra de hasta 10.000 euros, que se aplicaría en su consecuente derrama. Ante esta subida de presupuesto, la mayoría de comunidades apostó por la no apertura de sus piscinas.
Otras, en cambio, sí han optado por abrir los recintos. Pero para ello se han elaborado una serie de normas de obligado cumplimiento por parte de los propietarios y de los usuarios de dichas piscinas. Como siempre, estas normas, no son acatadas por todos y ello provoca tensión y mala convivencia entre los que sí las cumplen y aquellos que creen estar por encima del bien y del mal.
En la mayoría de las comunidades se ha establecido un aforo máximo tanto en el recinto propiamente como en el vaso, que por supuesto, es el socorrista el encargado de velar por su correcto cumplimiento pero que a la hora de  la verdad, su autoridad brilla por su ausencia. A las normas de siempre, de ducha obligatoria antes del baño, que pocos cumplen, se ha unido la dispensación de gel hidroalcóholico, el cual, por supuesto pasa desapercibido al consumidor.
Y ya cuandk entramos en tema aforo... ¡es la jungla! Supuestamente no se permiten invitados, y lo más llamativo es ver que hay más invitados que nunca, ya que muchos que no pueden disfrutar de sus piscinas por no estar abiertas, acuden como moscas a la miel, a aquellas de sus amigos, que sí las tienen operativas. La solidaridad mal entendida, es un gran riesgo de contagios de la Covid 19. Pero..., ¡ante todo el bienestar de uno mismo, los demás, que se jodan! Siempre en estos casos demostramos creernos mejores que los demás y nos da igual poner nuestra  salud y lo más importante, la de los demás en peligro, ya que NOSOTROS SOMOS LO PRIMERO.
Señores/as, que este año hay un virus que es mortal y que no hace distinciones entre unos y otros, y que las normas están para la protección de todos.
Incluso debido a los repuntes de casos en toda España, se ha impuesto, en un principio no era así, que se baje a la piscina con mascarilla y que solo se la quite uno cuando vaya al vaso, o cuando esté en su parcela siempre qud todas las personas allí presentes sean de la misma unidad familiar. Pues bien, aunque es una medida de seguridad para todos/as, vemos que hay uno/a gilipollas que no se la pone, ya que sino, en su cara el moreno no va a ser uniforme y queda feo. Esa estupidez, puede provocar contagios e incluso la muerte, pero para algunas personas el estar bronceados/as está por encima de la vida propia y por supuesto de la de los demás.
Una vez más se demuestra que el ser humano se extinguirá antes por su propia estupidez que por causas ajenas a él.
Como siempre hemos intentado contar una realidad que a nuestro modo de ver, este año no tenía que haberse producido, ya que más vale prevenir y luchar contra el calor de otro modo, y así evitaríamos más que posibles contagios, que podríamos evitar.
Hasta la próxima:
EL ABUELO.

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