Buenos días a todos/as:
Ayer tuve la suerte y la oportunidad de disfrutar en el teatro de La Nucía, de la actual obra del gran actor José Sacristán, de edad 87 años, pero que sigue igual de lúcido y demostrando su clase como si estuviera en la flor de la vida. La obra a la que nos referimos se llama La Colección.
El público estábamos citados a las 20.00h para dar comienzo del espectáculo. Pues la cosa ya empezó mal, ya que la gente mostrando su falta de respeto a aquellos que fuimos puntuales y más sobre todo al elenco de profesionales del teatro, llegó una inmensa mayoría con 10m de retraso. Indicar que si fuese por mí, hubiera cerrado puertas del teatro y no hubiera entrado nadie fuera de hora. Además no hay excusa que valga, La Nucía es un pueblo chico, que apenas tiene tráfico y se aparca genial. Es una maravilla para vivir.
Posteriormente a que ya estuviera el aforo sentado, por megafonía se aviso que se apagasen o en su defecto se silenciasen los móviles, por respeto a los artistas y al público en general, además de la prohibición de grabar o sacar fotos durante la obra. Pues bien, como se están imaginando, nadie hizo caso de las advertencias, y efectivamente en el transcurso de la obra sonaron varios móviles, y para más inri, uno de los maleducados, en vez de avergonzarse y apagar su móvil, se puso a mirar quién lo llamaba y no lo silenció, sino que lo dejo sonar, y se quedó lo más pichi posible. ¡Inaudito!
Y por si esto no fuera suficiente, la gente no paraba de toser, estornudar e incluso hubo uno que se sonó los mocos en plan trompeta vikinga. Vamos que entiendo que uno puede toser y estornudar, pero si estás constipado y va a ser frecuente que lleves a cabo tales actos, por educación y respeto no acudas al teatro, ya que serás una fuente de distracción para el elenco. Incluso José Sacristán se quedaba en silencio cuando se tosía alto y miraba hacía la zona como recriminando y al acabar, continuaba con su diálogo.
Y ya, el colmo de los colmos, la señora de al lado de mi butaca, separados por el pasillo, decidió que no había mejor manera de homenajear a los artistas, que dedicándole unos sonoros ronquidos. Vamos que no tiene sentido pagar un dinero para que luego muestres tu poco interés en la obra y te duermas y roques a pierna suelta. Ahora, eso sí, fue acabar la función y la señora aplaudió como una posesa, supongo que sería al aire acondicionado, porque si no...
Y que decir de la señora que a los 10m de empezar, fila 4, decidió que no le interesaba lo que veía y ni corta ni perezosa, abandonó, levantándose y molestando a todos.
La verdad, creo que el ayuntamiento de La Nucía, ya que hace un esfuerzo por traer calidad al pueblo, también debería controlar los actos incluidos del respetable y tomar las medidas oportunas, ya sea expulsión o multa, para dignificar a los artistas y a los espectadores que sí se saben comportar.
Como siempre hemos contado nuestra verdad que no tiene que ser compartida pero si respetada.
Hasta la próxima.
EL ABUELO.